Por: Ezequiel H. Dourado.
Hay veces que la tradición es tan firme que termina logrando su propósito. Fue lo que ocurrió con el barrio de Montserrat que nació formalmente no hace mucho, en 1972. Sin embargo, debe ser uno de los nombres que han perdurado más tiempo, junto con Recoleta y Retiro. Estas tres zonas de la Ciudad eran mencionadas de esa manera, incluso en la época virreinal.
Este barrio tuvo el orgullo de ser el escenario de la fundación de la Trinidad, la actual Buenos Aires, el 11 de junio de 1580, cuando Juan de Garay y unas decenas de pobladores arribaron desde Asunción y Santa Fe. Aquel acto en que Garay frente al Rollo de la Justicia (el tronco de un árbol) y rodeado de los recién llegados, anunció la instalación definitiva, tuvo lugar en la plaza más histórica de Montserrat y de la Argentina, la Plaza de Mayo. Por lo tanto, la vida del barrio se inició en el primerísimo comienzo del nacimiento de la Ciudad
El barrio adquirió su nombre a partir de la creación de la Hermandad de
Nuestra Señora de Montserrat, en 1755. En un terreno de la Hermandad, ubicado
en la actual manzana de Av. Belgrano,
Lima, Moreno y Salta, donde se decidió construir la iglesia, actual Parroquia
de Nuestra señora de Monserrat. El arquitecto italiano Antonio Masella llevó a
cabo la obra. Esta iglesia tuvo mucha actividad ya que en sus alrededores
vivían muchas familias. No era el tipo de iglesia a la que concurrían los que
ostentaban alguna posición económica privilegiada. Para los favorecidos, las
iglesias habituales eran Santo Domingo, San Francisco, San Ignacio, La Catedral
de Bs. As. y la Merced.
Los alrededores de
la Iglesia de Montserrat recibieron un mote muy popular, se los llamaba el
barrio del mondongo, debido a que la zona había sido ocupada por los negros que
habían sido arrastrados hasta esas tierras. Ellos eran muy devotos de la Virgen
Morenita de Montserrat y, a su vez, muy fanáticos del mondongo, cuyo
característico olor dominaba varias manzanas. Entre las muchas costumbres
peculiares de la zona, tenía lugar un muy pintoresco espectáculo que pasó a
formar parte de las tradiciones porteñas, los 8 de septiembre se realizaba la
procesión de la Virgen Morena. Centenares de negros desfilaban detrás de la
imagen venerada y se oían percusiones bien candomberas. Así fue como además de
llamarlo barrio del mondongo, se lo nombraba como barrio del tambor.
Este barrio aloja a la plaza más importante de la Argentina, La Plaza de Mayo. Antiguamente eran dos plazas unidas (o divididas) por una recova que fue derrumbada por el primer intendente de los porteños, Torcuato de Alvear. Una plaza estaba junto al fuerte, la otra, junto al Cabildo. En mayo de 1883 irrumpió en la plaza don Torcuato con 100 hombres que derribaron sin compasión la mole que marcaba el límite de las dos plazas construidas 80 años atrás, en 1803. La tarea se cumplió en poco más de dos días.
A partir de la
desaparición de la recova, las obras en la Plaza de Mayo se movieron como pieza
de ajedrez. La estatua de Manuel Belgrano, que se hallaba más en el centro, fue
emplazada frente a la entrada principal de la Casa Rosada. La Pirámide de Mayo
se ubicó en el centro y se reorganizaron los canteros. Hubo un concurso de
proyectos dentro de los cuales se destacaron dos de ellos: Uno prometía
transformar la Plaza de Mayo en una gran pileta en la que fuera posible pasear
en góndolas, se trataba de una mini Venecia en Buenos Aires. El otro proyecto
curioso era el que consideraba que el Cabildo debía transformarse en un hotel de
diez niveles, de los cuales los últimos tres serían ocupados por la torre
histórica del edificio, una idea poco común para la época.
Fuente: PROGRAMA PASIÓN POR BUENOS AIRES. Historias de barrios. Buenos Aires, 2008. Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.